MI FILOSOFIA DEL TRIUNFO DE MICHAEL JORDAN

Mi Filosofía del Triunfo
MICHAEL JORDAN

Metas
Pasó a paso.
No concibo ninguna otra manera para lograr las cosas
Mi meta principal siempre fue llegar a ser el mejor haciendo las cosas paso a paso. Por eso no tuve miedo de estudiar en la Universidad de Carolina del Norte después de terminar la preparatoria.
Todos me decían que no eligiera dicha universidad porque no podría jugar a ese nivel. Dijeron que debería asistir a la Academia de la Fuerza Aérea porque así tendría empleo al terminar los estudios. La gente tenía planes diversos para mí. Pero yo tenía el mío.
Siempre me he propuesto metas a corto plazo. Al mirar atrás me doy cuenta de que cada uno de esos pasos o éxitos parciales me llevaron al siguiente. Cuando me expulsaron del equipo en la preparatoria como correctivo, aprendí algo: Supe que jamás quería volver a sentirme así de mal. No volvería a tragar esa medicina amarga ni a padecer ese vacío en el estómago.
De modo que me propuse comenzar de nuevo como novato. Todo el verano me concentré en ese asunto. Cuando entrenaba pensaba en ello y al lograrlo me propuse otra meta, razonable y lógica, que pudiera lograr si trabajaba lo suficiente.
En todo momento tenía en mente lo que quería llegar a ser, es decir, el tipo de jugador en que deseaba convertirme.
Creo que cada meta era lograda en función de la meta última y más importante. Sabía exactamente a dónde deseaba llegar y me concentraba en hacerlo. Las metas alcanzadas me llevaban a pensar en otras. Cada pequeño triunfo me hizo ganar un poco de confianza.
Esta confianza me permitió competir en North Carolina. Todo es una cuestión de mentalidad. Nunca escribí nada. Sólo me concentraba en el siguiente paso.
Dé esos pequeños pasos. Si no lo hace estará expuesto a todo tipo de frustraciones.
Todos los pasos preliminares son como las piezas de un rompecabezas. Al unirse forman una imagen.
Si ha hecho su mejor esfuerzo habrá logrado muchas cosas a lo largo de su camino. No todos pueden completar la imagen. No todos llegarán a ser el mejor vendedor o el más grande jugador de básquetbol. Pero sí se convertirá usted en uno de los mejores, en hombre de éxito.
Ésta es la razón por la que siempre me he propuesto metas de corto plazo. No importa si se trata de golf, básquetbol, negocios, vida familiar o béisbol: Me propongo metas realistas y concentro toda mi atención en ellas. Pregunto, leo y escucho. No temo preguntar cualquier cosa a quien sea si no tengo las respuestas o el conocimiento que necesito. ¿Por qué he de tener miedo? Mi intención es llegar lejos y por eso pido ayuda e instrucciones. No hay nada malo en ello.
Paso a paso. No concibo ninguna otra manera para lograr las cosas.
Temores.
El temor es una ilusión.
Nunca tomo en cuenta las consecuencias de fallar un tiro importante. ¿Por qué? Porque cuando se piensa en las consecuencias siempre se piensa en un resultado negativo.
Si acepto cualquier reto siempre pienso que lograré el éxito. Jamás pienso en lo que sucederá si fracaso.
Sin embargo, he visto como la gente se paraliza por miedo al fracaso. Ese medio al fracaso. Ese miedo surge de la confusión o del pensar en la posibilidad de obtener un resultado negativo. Pueden tener miedo a quedar mal o de hacer el ridículo. Eso no es bueno para mí.
Me di cuenta de que si llegaba a lograr algo en la vida tenía que ser agresivo. Nada sucedería si yo no salía a la calle y luchaba por alcanzar mi meta. No creo que pueda lograr algo siendo pasivo.
Cuando me enfrento a situaciones cruciales sólo pienso en lo que trato de lograr. Cualquier temor es una ilusión. Parece que hay un obstáculo en el camino pero en realidad no existe. Lo que sí existe es la oportunidad de hacer el mejor esfuerzo y obtener éxito.
Si resulta que mi mejor esfuerzo no es suficiente, al menos no tendré que mirar atrás y decir que tuve miedo de intentarlo. Tal vez no era lo mío. Tal vez no poseía muchas aptitudes. Eso no tiene nada de malo y tampoco hay nada que temer. El fracaso me ha fortalecido para la siguiente prueba.
Mi consejo es que usted debe pensar positivamente y encontrar fortaleza en el fracaso.
Trato de situarme, mentalmente, en un lugar familiar. Pienso en las muchas ocaciones que realicé tiros libres en entrenamientos, ejecutando los mismos movimientos y utilizando la misma técnica miles de veces. Si usted hace lo mismo se olvidará del resultado porque sabrá que está actuando correctamente. Relájese, tranquilícese. La verdad es que uno no puede hacer más que esto. Fuera de la técnica obtenida de antemano, los resultados escapan a nuestras manos, así que no se preocupe por ello. Acepto el fracaso. Todos fallamos en algo. Pero no puedo aceptar el que no se intenten las cosas.
Compromiso.
No hay caminos fáciles.
Siempre he creído que si uno se pone a trabajar, los resultados llegarán tarde o temprano. No hago las cosas creyendo a medias. Sé que al hacerlo así sólo puedo esperar resultados mediocres.
Por eso me concentro en los entrenamientos como en los juegos. Es una actitud que se puede abrir y cerrar como un grifo. Sería imposible hacerme tonto en los entrenamientos y después, al necesitar más empuje en la parte final de un juego, pretender que el esfuerzo se refleje.
Pero así es como mucha gente aborda sus asuntos. Y por eso muchos fallan. Hablan como si en verdad estuvieran comprometidos para dar lo máximo de que son capaces. Dicen lo correcto y, aparentemente, hacen su mejor esfuerzo manteniendo las apariencias. Pero cuando llega el momento de la verdad buscan razones y no respuestas.

El aceptar responsabilidades es parte del compromiso al que me refiero. Por supuesto que encontrará usted obstáculos o distracciones. Si trata de lograr algo, siempre habrá problemas en el camino. Yo me he topado con ellos; a todos nos ha sucedido. Pero los obstáculos no tienen porque detenerle. Al toparse con un muro, no dé la espalda considerándose derrotado. Arrégleselas para escalarlo, romperlo o camine alrededor para superarlo.
Usted tiene que ajustarse a su proyecto. Muchas personas tratarán de hundirlo hasta su propio nivel de bajo desempeño cuando notan que no pueden hacer ciertas cosas. Pero la verdad es que muy pocos logran algo de valor tomando el camino fácil. Son pocos los que hacen fortuna jugando a la lotería. Sucede, pero las probabilidades no están de su parte. La mayoría obtiene sus metas por medios honestos, planteándose metas y comprometiéndose a alcanzarlas.
Sea como sea, ése es el camino que a mí me gusta recorrer.

Trabajo en equipo.
El talento gana juegos, pero el trabajo de equipo y la inteligencia ganan campeonatos.
En los Bulls, teníamos a dos tipos con diferentes habilidades: Bill Cartwrigth y John Paxson. Encontramos la manera de usar su talento en el marco del equipo. Lo mismo sucede con los trabajadores de la parte baja de la escalera en relación con los dirigentes de la empresa. Los gerentes, al igual que los entrenadores de básquetbol, deben encontrar la manera de utilizar el talento individual para lograr los objetivos de la empresa.
Cuando empezamos a ganar campeonatos, existía un acuerdo entre los doce jugadores. Todos sabíamos cuáles eran los roles a desempeñar. Conocíamos nuestras responsabilidades y capacidades.
Nos tomo cierto tiempo comprenderlo. Se trata de un proceso en que debe desaparecer el egoísmo. A nuestra sociedad le cuesta trabajo entenderlo. A veces la gente no sabe desempeñar roles que requieren olvidarse de ser superestrella. Por lo general, domina una tendencia a ignorar o faltar el respeto a las partes que permiten el funcionamiento del todo.
En North Carolina me enseñaron algo en lo que creo fervientemente: Si los objetivos se conciben y logran como equipo, las carreras individuales destacarán por si mismos.
¿Quieren mi opinión? Prefiero contar con cinco tipos menos talentosos que desean formar un equipo a disponer de cinco tipos que se consideran estrellas y no quieren sacrificarse.
El talento gana juegos, pero el trabajo de equipo y la inteligencia ganan campeonatos.
Lo básico.
En el instante que uno se aleja de lo básico, los cimientos se debilitan hasta derrumbar toda la estructura.
En realidad, los cimientos, las piedras o principios básicos permiten que todo funcione. No importa cuales sean sus actividades o metas; jamás podrá prescindir de lo básico si se quiere ser el mejor. Hay mucha gente con grandes habilidades, pero al no saber como aplicarlas a una situación particular, ¿de qué sirven ¿A quién le importa que alguien tenga el talento si no mantiene una buena postura para acertar los tiros libres? ¿Para qué sirve memorizar los libros si no se aprende nada?
Cuando estuve en North Carolina, todos comentaban que Dean Smith me retenía excesivamente. Bromeaban diciendo que el entrenador Smith era el único hombre que podía mantener a Michael Jordan con un promedio de anotación por debajo de los 20 puntos. Pero me enseñó el juego. Me enseñó la importancia de lo básico y cómo aplicarlo a mi capacidad individual. Por eso hizo de mi un jugador completo. Cuando llegué a la NBA y tuve que trabajar distintas facetas de mi juego, al tirar o al defender, contaba con los cimientos que me permitían trabajar y contribuir. Sabía cómo aprovechar lo aprendido.
Cuando usted logra comprender el uso de los ladrillos, comienza a comprender cómo funciona todo el proceso de construcción. Y eso permite obrar inteligentemente, ya se trate de la escuela, los negocios o las cuestiones familiares.
Usted debe monitorear lo básico constantemente porque, en realidad, lo único que se modifica es el grado de atención que usted le presta. Recuerde que, a fin de cuentas, las cuestiones básicas no cambiarán jamás.
Todo se resume en una sentencia muy sencilla: existen buenas y malas maneras de hacer las cosas. Usted puede practicar el tiro ocho horas diarias, pero si la técnica es errónea, sólo se convertirá en un individuo que es bueno para tirar mal.
Vuelva a lo básico y elevará el nivel de todo lo que haga.
Liderazgo.
Si sus palabras no están respaldadas por el buen rendimiento y el trabajo duro, no sirven para nada.
Un líder tiene que ganarse ese título. Usted no será el líder si solamente es el mejor jugador, el más inteligente de la clase o el más popular. Tampoco existe una persona que le otorgue ese título. Usted tiene que ganarse el respeto de quienes le rodean predicando con el ejemplo. Debe ser consistente en su actividad, sin importar si hablamos de un entrenamiento de básquetbol, de una cita de negocios o de las relaciones con su familia.
Un líder no puede inventar excusas. No olvide que debe existir calidad en todo lo que hace, en los negocios, fuera de los negocios, en el salón de clases, en el patio del recreo, en las salas de juntas y también fuera del trabajo. Usted debe transmitir sus habilidades, su fuerza, sin importar el ambiente en el cual se desempeñe.
Debe estar dispuesto a sacrificar ciertas metas individuales en caso de ser necesario para el bien del equipo. Pienso que un líder es también una persona que ha tenido éxito en el pasado y que no teme llevar a los demás por el camino del triunfo en el futuro, alguien que tiene una visión a futuro, que pueda anticipar lo que sucederá.
A lo largo del camino usted debe de tomarse el tiempo para determinar en que cree y tiene que aferrarse a sus convicciones. Todas las personas a las que admiro hacen eso. Mis padres eran así. Nunca me decepcionaron. Yo sabía que estarían presentes cuando la presión aumentara. Yo confiaba en ellos. No permitieron que nada ni nadie les distrajera o derrotara: pusieron el ejemplo y fueron líderes.
Pero usted, lector, no tiene que salir en la televisión, entrenar en un equipo de la NBA o dedicarse a un deporte profesional para ser un líder en toda la extensión de la palabra. Cada hogar, empresa, barrio y familia necesita un líder real. Sobran personas que hablen pero falta quien predique con el ejemplo.
Citas del libro:
I Can´t Accept not trying: Michael Jordan on the Pursuit of Excellence.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me encanta este texto :) ademas, yo que soy jugadora me ayuda a seguir y no rendirme en los momentos mas dificiles y a llevar a mi equipo al triunfo

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